El diagnóstico es fundamentalmente clínico, aunque existen algunos exámenes complementarios que ayudan a confirmarlo. En la actualidad, se prioriza el tratamiento quirúrgico precoz, a fin de evitar la aparición de secuelas sexuales y urológicas, que por lo general tienen lugar en 53 % de los pacientes tratados de forma conservadora con cateterismo uretral, vendaje compresivo o solo analgésicos, antiinflamatorios y antibióticos La actitud conservadora ocasiona secuelas sexuales: disfunción eréctil, incurvación peneana, erecciones dolorosas y urológicas: sobreinfección del hematoma peneano, estenosis de uretra y fístula arteriovenosa, pero además de ello, el paciente recupera más tardíamente la actividad sexual y se prolonga su estadía hospitalaria.